Aunque esta crónica ya tiene varios de meses de publicada, vale la pena rescatarla para enterarnos de la realidad de Corea del Norte. Es un país aislado del resto del planeta desde hace más de 50 años, está dentro del eje del mal de Bush y nadie, por la constante amenaza de sus armas nucleares, se atreve a meterse con él. Aun así, un colombiano se animó a ir de vacaciones, a un país que invita a todo menos al turismo, para vivir en carne propia la opresión que padecen 26 millones de personas.
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