En Estados Unidos, esta cabezadita recibe el nombre de power nap, la turbosiesta: un sueño de entre 10 y 20 minutos. Este tiempo está determinado por nuestro propio cuerpo: conforme aumenta la edad, más nos cuesta quedarnos profundamente dormidos. Uno puede echar una o varias cabezaditas a lo largo del día, pero el momento en el que la necesidad de descanso se vuelve más evidente se produce aproximadamente ocho horas después de despertarnos.
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