Aunque te parezca mentira, el partido político al que votas no tiene tanta razón como crees. Ni tu hijo es el más guapo del mundo. De hecho (y te juro que siento ser yo quien te dé esta noticia), es posible que ni siquiera esté entre los más guapos. Por supuesto, tú lo crees así y, ¿sabes qué?, hay una explicación psicológica para ello. Artículo del autor de Mi mesa cojea.
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etiquetas: sesgos cognitivos , psicología