Igual que el vuelo de diez euros acaba costándote bastante más cuando le sumas la interminable y abusiva letra pequeña, también el low-cost laboral nos acabará saliendo muy caro a todos. Hoy pierden los trabajadores de Ryanair, mañana tú o yo, si se confirma este precedente. Si nadie lo detiene, la caja metálica de los derechos laborales seguirá reduciéndose, hasta que no entre más que una mochilita mínima. Porque la talla a la que aspira Ryanair es la talla irlandesa, uno de los países con el mercado laboral más desmantelado de Europa..
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