Y pasan los años. Y las historias se repiten. Distintos pacientes, similares males. Esta noche la guardia fue monotemática. Ancianos abandonados, solos, dependientes, anclados a una cama, con pañales XXL y bebiendo agua con espesante para no atragantarse. Y es que en ocasiones hacerse viejo es una putada, y que me perdonen las putas.
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