Cuando los investigadores los encontraron a 6715 metros sobre el nivel del mar, por un momento, pensaron que estaban dormidos. Pero no lo estaban. Muchos años antes, en un verano entre 1480 y 1532, los tres niños fueron llevados hasta allí, la cima del gran volcán Llulaillaco y fueron sometidos a la 'qhapaq hucha', una ceremonia ritual de máxima importancia en el imperio inca que culminaba, tras años de preparación y consumo de drogas, en un sacrificio humano en el techo del mundo.
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