Ni las reformas que está poniendo en marcha el titular de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón (solo algunas han echado a andar), ni las que proyectaron sus antecesores en el Ministerio parecen acabar con el mal endémico de la Administración de Justicia: el colapso en los Tribunales. El pasado año terminnó con tres millones de asuntos pendientes y la proyección que se ha hecho para finales de 2013 no es más halagüeña: acabará con 2,6 millones de procedimientos acumulados en los pasillos y estanterías de los juzgados.
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