"Me gustaría dar una vuelta y aterrizar en el bar para jugar la partidita de dominó. Echo de menos visitar a algunos amigos e ir a bailar un tango". Son las palabras de Luis Mejías, un vecino de 82 años de la calle Fray Ponce de León de Valencia que lleva tres años sin poder bajar a la calle debido a que no tiene un ascensor y su movilidad es reducida. Sus hijas y los vecinos denuncian la lentitud de la burocracia ya que llevan año y medio solicitando al Ayuntamiento la licencia de obras para empezar la intervención en la finca.
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