"Es un delito socialmente aceptado. A la gente le cuesta mucho creer que quizás, las mujeres que están en un club riéndose, tomando copas y bailando, no están allí por su propia voluntad". El inspector jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad Documental (UCRIF) conoce a la perfección la realidad que se esconde tras las luces de neón de los sórdidos de carretera o los polígonos industriales de las grandes ciudades.
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