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¡Se trata de dividirnos, pandilla de tarugos!

Ya hace tiempo que me leéis algunos y sabéis que no suelo usar esta clase de titulares, peor es que esta vez me he hartado.

Lo de las huelgas feministas y otras chorradas no es más que un intento de dividirnos para que no se forme en la sociedad una masa crítica capaz de dar una patada a los que nos dan por el culo.

No hay otro modo de decirlo

Les da igual si se trata de generar desconfianza entre los del Madrid y los del Barça, los centralistas y los independentistas (que obedecen por igual a Mario Draghi), los cristianos y los ateos, las clases medias (que se creen altas y son bajas) y las clases bajas, o mira por donde, los hombres y las mujeres. Es indiferente: de lo que se trata es de evitar que las fuerzas sociales se concentren en el puto hecho de que estamos en plena recuperación y los salarios son una mierda, llevamos tres años creciendo como animales y subimos las pensiones dos euros, estamos en la champions de la prosperidad y hemos multiplicado por cuatro nuestra deuda.

¿Estamos gilipollas o qué?

Está bien que matemos aquí el rato discutiendo los de León con los de Tarragona sobre los derechos históricos de nuestro perro, los partidarios de las bajadas de impuestos con los partidarios de la estatalización, y los autónomos con los funcionarios, pero esto del feminismo rampante, con huelga, es un intento de desgaste de libro, un intento de crear una fisura que divida las fuerzas de los cabreados y reconduzca el cabreo hacia otro sitio.

Lo siento, amigos, pero son demasiados años trabajando en la Propaganda para no verla cuando tratan de metérmela a presión por el culo. Los organizadores de esto no han sido las mujeres maltratadas. Los organizadores de esto no han sido las mujeres que quieren ascender a vicerrectoras o ministras, o a directoras ejecutivas de su fábrica: los que han organizado esto son los que quieren pagar 725€ en vez de 780, los que quieren cerrar otra escuela, otro hospital, o mejor aún otra boca.

Y picamos como subnormales.

Pues yo me niego.

A ver si espabilamos un poco, joder, que nos comen.