Aparición de monstruos, pánico por quedarse solos en determinadas situaciones, obsesión por perderse de sus padres... Durante la noche, es común que los más pequeños sufran de terrores nocturnos y pesadillas. Este trastorno no se traduce en problemas específicos para el desarrollo infantil ni en un riesgo para la salud, aunque si se mantienen a lo largo del tiempo se recomienda consultar el caso con un profesional para que evalúe si hay algún problema emocional o físico que tratar.
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