Localmente conocidos como "fantasmas", los albinos en Tanzania han sido estigmatizados durante siglos. Muchos son expulsados de sus familias porque ven su condición como una maldición para la familia. En los últimos años los albinos enfrentan una amenaza mucho más mortal: se han convertido en presa de curanderos y brujos que hacen mezclas con partes de sus cuerpos, ya que allí se considera que los órganos albinos poseen poderes místicos que pueden hacer a una persona fabulosamente rica en un corto período de tiempo.
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