La carta circula entre los empleados, y entre líneas le dan consejos y le elogian sus virtudes: “Compañero Eduardo Zaplana: Qué ilusión me hace tener nuevo compañero en Telefónica,... ¡Por fin Telefónica, mi empresa de toda la vida, me hace caso y me traen refuerzos! No obstante, te confieso que tengo miedo que te prejubilen nada más entrar a trabajar como se ha hecho con mis compañeros mayores de 50 años (según la empresa son viejos inservibles), ya que tú ahora tienes 52 añitos, aunque aparentas 51.
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