Para ello, este ciudadano español de origen saharaui, ha tenido que firmar una declaración, que no le dejaron leer, y en la que supuestamente confesaba haber sido "salvado" por las fuerzas de seguridad marroquíes de las mafias que controlaban el campamento de protesta de Geim Ibki y señalaba que fueron ellas quienes le golpearon. "Me dijeron que era la única forma de salir en libertad y tuve que hacerlo", asegura.
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