Si la esperanza para acabar con el santuario francés de ETA es esa Securité que confunde a bomberos catalanes con terroristas vascos más vale que sigamos confiando en la Guardia Civil. Desarmados, camuflados y en territorio ajeno, los servicios de información españoles en Francia resultan mucho más fiables que los torrentes galos, cuyo soberbio patinazo los convierte en merecidos aspirantes al premio César por su bordado papel de brazo tonto de la ley en la comedia bufa «Confusión en el hipermercado».
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