Como D'artagnan y los tres mosqueteros, han reaccionado los vocales de extracción judicial, ampliamente mayoritarios en el Consejo General del Poder Judicial, en el caso del juez Tirado: todos para uno y uno para todos. En una actitud que no puede calificarse sino de ranciamente corporativista, se han opuesto a que el juez del caso Mari Luz fuera sancionado con una suspensión de entre uno y seis meses. Era la solución intermedia propuesta por el instructor del expediente, algo más que la ridícula multa de 1.500 euros que le fue impuesta.
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