Resulta que mi médico es de la Seguridad Social, así que en su sala de espera lo único que hay es, como mucho, algún vídeo del Servicio Valenciano de Salud diciendo lo cojonudamente que funciona todo. Mi dentista, por su parte, tiene la sala de espera llena de revistas del motor, no sé si porque le gustan los coches o porque con tanto reportaje sobre Lamborghinis, Aston Martin y Ferraris consigue que a sus clientes se nos pongan los dientes largos y así le facilitamos la tarea (vale, sí, el chiste es muy malo, pero no se me ocurre nada mejor).
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