Estos hechos nos dicen que la Luna debió de enfriarse mucho más rápidamente que la Tierra. Así, mientras nuestro planeta tenía su superficie en estado líquido e incandescente, la superficie lunar ya se había enfriado bastante como para transformarse en una capa sólida. Cuando la superficie de la Tierra llegó a solidificarse, ya hacia mucho tiempo que había concluido la gran lluvia de meteoritos. Hasta los que podrían haber caído sobre la corteza ya solidificada, lo hicieron en tiempos tan remotos que sus huellas han debido desaparecer
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