Caballero, puede que la naturaleza le haya dotado de una voz aguda, unos hombres estrechos y unas caderas demasiado anchas. Tal vez, Vd. tenga una inusitada afición a los trabajos de la casa o, peor aún, sea vanidoso y su caminar sea suave y blando. Por suerte, todas estas cualidades tan poco varoniles pueden curarse mediante un tratamiento adecuado, según el doctor Alfonsus Adrianus Vander Put Vermuelen, a la sazón autor del clásico ‘Enfermedades y transtornos de la vida conyugal’, publicado en Barcelona en 1961.
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