No hay ficción televisiva que se abra y se cierre mejor que The Shield. El primer asalto es salvaje: una crochet de realismo sucio y adrenalina en la jungla de asfalto, una hora que castiga el hígado hasta noquearte. «Lo del poli bueno y el poli malo se acabó por hoy. Yo soy un tipo de policía diferente», clama Vic Mackey antes de partirle los dientes a un pederasta en la sala de interrogación. ¡Donggg! ...
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