El pasado 1º de junio se informó que el juez Richard White, de la Suprema Corte australiana, ordenó que se le practicara una transfusión a una niña de 4 años enferma de leucemia y a la que sus padres estaban dispuestos a dejar morir. La muerte, según la oncóloga pediátrica Petra Ritchie, podría haber ocurrido en 4 semanas, mientras que la transfusión le daría a la niña una oportunidad de sobrevivir. Pero si es alucinante que unos padres estén dispuestos a ver morir a sus hijos por sus creencias, lo más alucinante es el origen de la superstición
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