Firmaba talonarios y facturas en blanco. Recogía el dinero en Mercasevilla y en bares próximos a la Consejería de Empleo. Luego lo entregaba, en sobres con billetes de 200 y 500 euros, en la cafetería de la propia Consejería. Era el modus operandi de Juan Francisco Algarín Lamela, uno de los supuestos testaferros del caso de los ERE falsos.
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