En 1922 Einstein estaba en un hotel de Tokio en una gira de conferencias, y se acababa de enterar de que había ganado el Nobel. Cuando un botones le entregó un mensaje al físico, buscó en su bolsillo algún cambio para darle propina y salió vacío. Einstein ofreció un consejo en forma de teoría sobre cómo tener una vida feliz: "Una vida tranquila y modesta trae más felicidad que la búsqueda del éxito combinado con inquietud constante", escribió en un papel de escritorio. "Con suerte esto valdrá más que una propina normal".
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