¿Es más obsceno mostrar en televisión las tetas de una mujer que los peludos pechos caídos de Jesús Gil y Gil? ¿Por qué debería ser más inmoral el visionado de pezones femeninos que las imágenes descarnadas de muertos, amputados y tullidos en ataques terroristas en Oriente Medio? ¿Tenemos algún irresuelto complejo reichiano que nos haga temer que, como a Woody Allen, nos va perseguir un pecho gigante? ¿Nuestra peor pesadillas es acabar convertido en una mama gigante?
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