Denuncian casos de empresarios que pagan por debajo del salario establecido y mafias que les piden parte del jornal a cambio de empleo o alojamiento. Cáritas y otras organizaciones sociales les reparten bebidas calientes, comida y mantas por las noches. "La primera noche conocí a un chico de origen senegalés que fue adoptado por una familia catalana. Era abogado. Con él había un ingeniero. Estaban en el túnel", relata una voluntaria.
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