Nadie duda de que con la entrada del capital de Telefónica dio un buen pelotazo, pero no busquen en su vida deportivos italianos, trajes de lana de vicuña ni supermodelos. Durante los últimos cuatro años y medio, en los que ha trabajado en la sede de Tuenti junto a las Cortes, en Madrid, ha compartido piso. «Lo malo de España es la envidia que existe. El éxito está bien visto en Estados Unidos, pero aquí, no»
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