En 1893 comenzó el camino de este periódico telefónico que se extendió por toda la ciudad de Budapest. El modelo de negocio era sencillo y funcionó muy bien durante muchos años. El cliente se comprometía a suscribirse al periódico telefónico durante al menos un año y, a cambio, se le instalaba en su casa un receptor telefónico con auriculares, a través de los que podía enterarse a diario de las noticias, escuchar conciertos y disfrutar de contenido muy variado como si se tratara de una radio… solo que ésta se encontraba en mantillas.
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