En 1851, Londres era la capital mundial del comercio, la riqueza y la innovación en todas sus vertientes. Ya Karl Marx, mientras vivía en la capital, señaló abrumado que en Gran Bretaña se podían adquirir nada menos que 500 tipos distintos de martillo. A raíz de toda esta riqueza, nació el Palacio de Cristal, probablemente el lugar preferido de los londinenses para divertirse, y también el lugar donde se albergaría la Gran Exposición. Ideado por el genio de Joseph Paxton, el Palacio de Cristal era algo así como el Disneyworld de la época
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