Puede que conduzcas un coche híbrido, comas productos orgánicos y recicles con pasión. Pero, ¿cómo de ecológica es tu vida amorosa? Piensa en esas rosas tan bonitas de San Valentín, y en el costo medioambiental de cultivarlas y las emisiones de dióxido de carbono que costó traerlas desde tierras lejanas. ¿Y qué hay de esos condones usados, tirados por el retrete y que viajan por cañerías que quizá contaminen el océano? Si no se te ha ocurrido pensar en una vida sostenible entre las sábanas, sigues siendo un "total neófito medioambiental"
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