Hace unos días, en Olot, Pere Puig asesinó a cuatro personas. Si hubiese encontrado a las otras dos que también quería matar, habrían sido seis. Previamente, a lo largo de semanas, en un geriátrico, también en Olot, Joan Vila asesinó a once ancianos. Como en clase de matemáticas, podríamos preguntarnos: si a los cuatro muertos de Puig les sumamos los once de Vila, ¿cuántos asesinatos tenemos? La respuesta es quince.
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