Justo ahora que íbamos a pedir una subvención para El Estafador las quitan todas. Al menos siempre nos quedará hacer un especial sobre el apasionante mundo de las subvenciones, a partir de las cuales muchos dibujantes conseguíamos editar ese primer tebeo con logotipos en la contraportada convenciendo a Ayuntamientos y demás instituciones de la importancia de la cultura y el cómic. Las mismas instituciones que se gastaban los dineros de verdad en aeropuertos y grandes eventos deportivos de mucho ruido y nada de nueces. Porca miseria.
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