Soy una prostituta. Mi nombre profesional es Carmela y trabajo por la noche en la periferia de una ciudad de Italia. Mi toma de contacto con las ideas anarquistas fue por casualidad y por amor, y así escuché por primera vez una vieja canción anarquista que decía: “Las prostitutas que mueren de tifus en el hospital, esas son nuestras hijas”. Durante el día la sociedad nos condena, pero por la noche nos busca.
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