Tengo serios recelos sobre el nombramiento de Collins como director del NIH. No es que piense que deba existir un test contra la orientacion religiosa para los administradores públicos de la ciencia, o que ser un devoto cristiano sea una descalificación. Pero en el caso de Collins el problema no es la creencia privada, sino la posición pública. El director del NIH no es simplemente un burócrata que conduce el dinero público hasta los biólogos moleculares (tal como ven su posición muchos científicos). Él es también la cara pública de la ciencia.
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