Cuando llueve, el caudal de los sistemas de alcantarillado crece tanto que las depuradoras no pueden trabajar y abren sus compuertas abocando al rio o al mar todas las aguas sucias y fecales de las ciudades. Los depósitos fluviales permiten laminar ese caudal y retener el agua para otros usos (como riego de jardines) produciendo un nulo impacto visual. Ahora el Ayuntamiento de Barcelona planea en 3 años
duplicar su capacidad actual invirtiendo 140 millones de €.
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www.clabsa.es/ESP/DipositsBCN.asp