Parece mentira que todavía me ocurran estas cosas. ¡Qué vergüenza, por Dios! Acabo de volver del ginecólogo y, después de lo que ha pasado... Pero lo de hoy ha sido otra cosa. Directamente, responsabilidad mía, porque a nadie se le ocurre llevarse una novela erótica ("La almendra", de Nedjma, a la sazón) a la sala de espera del ginecólogo, sabiendo que, cuando menos te lo esperes, te vas a tener que abrir de piernas....
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