"Tenía 15 años y un tumor de hueso en la columna que me estrangulaba la médula. Una supuesta eminencia en traumatología le dijo a mi madre que tenía un dolor imaginario y que solo quería llamar la atención [..]Caía al suelo y convulsionaba con unos dolores inhumanos[..] Un 'gran' urólogo insinuó delante de mi madre y mi abuela que viviendo sola en el extranjero, a saber con quién me habría acostado y qué infección podría haber pillado[..] Con casi 18 años ya el tumor era demasiado grande para que el riesgo de tocar la médula al quitarlo no [..]
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