Parece haber indicios suficientes para realizar un cacheo en ropa y mochilas, en el que uno de los agentes encuentran varios librillos de papel de liar, bolsas vacías con restos apreciables de marihuana y un «grínder» a pilas para moler los cogollos, algo que habitualmente se hace manualmente. «Si es que son vagos hasta para hacerse los porros».
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