El citado hostal es en el que han permanecido los becarios donde, como describe la bailarina a este periódico, “había habitaciones en las que dormíamos ocho compañeras”. “Yo tuve suerte porque en la mía éramos cuatro. No eran condiciones para vivir un año”, añade. En cuanto a la alimentación, explicó que comían en un restaurante, mientras que el desayuno y la cena corrían de su cuenta. “Los fines de semana nos daban en mano diez euros al día”, indica sobre el presupuesto con el que contaban para sus dietas los sábados y domingos.
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