Sobrevaloramos nuestras cárceles

Por temas de trabajo pasé unos meses entrevistando a un ex preso de la cárcel de Soto del Real, Madrid, la cito por ser un penal moderno y que no alberga presos ultraviolentos o asesinos brutales capaces de agredir y matar funcionarios (aunque pueda pasar en cualquier cárcel en cualquier momento). Mi trabajo consistía en entender el proceso que le había llevado a ser procesado pero el tipo, traumatizado por la experiencia, puso mucho empeño en relatarme cómo eran sus días en la cárcel. Y desde entonces tengo una visión nítida de las prisiones españolas que las alejan mucho de esos comentarios cuñados que dicen «pero si nuestros presos están muy bien allí, esto no es Latinoamérica». Os la comparto aquí, con algunos datos que le saqué. Me lo ha traído a la cabeza el tema de Dani Alves, si le sacan o no de prisión, no es un tipo que me caiga especialmente bien, pero de lo que estoy seguro es que no está de vacaciones.

Tenemos un sistema penal orientado a reintegrar al preso, no a castigarle, así que ya solo eso hace el sistema más humanitario. Las condiciones higiénicas y sanitarias, y humanas, de nuestras prisiones son más que decentes. Ahora bien.

La comida es mala. En la cárcel citada contaban en 2020 con 3,5€ por día para alimentación de cada preso. Quien tiene dinero puede completar lo que come comprando en el economato, pequeña tienda supermercado de la prisión. Tampoco es que tenga una oferta como una tienda de la calle, el tipo al que entrevistaba compraba pan y latas de atún. Así que, aunque tengas pasta, no puedes comprarte manjares ni exquisiteces.

La cárcel es fría. O muy calurosa. Obviamente no se ha puesto especial interés en la construcción de estos edificios más allá de la seguridad, y el mantenimiento es el justo. Lo mismo que los aislantes, básicos. Si hablamos de cárceles construidas hace mucho tiempo peor aún. Igual la cama, ropa de cama, ducha, etc.

Vives en compañía. Y te puede tocar cualquier preso, gente agresiva, desagradable o que te impone normas de convivencia a la que es difícil adaptarse. Personas que han matado o violado y no tienen demasiada empatía hacia sus semejantes. Si hay sitio puedes conseguir una celda individual pero a veces no te la dan si te ven triste o deprimido, para que no te suicides. Incluso así algunos presos que consiguen estar solos engañando a los funcionarios se matan. Este me contó que uno se ahorcó al amanecer con la sábana, para cuando lograron avisar a funcionarios ya había muerto. No sabían qué estaba pasando, solo se oían golpes fuertes en las paredes (el hombre pateaba al ahogarse).

El horario es muy restrictivo, a las ocho tienes que estar cenado y acostado en tu celda, eso en invierno es llevadero pero en verano mucho menos. También tienes que estar levantado y fuera de la cama a una hora, el ambiente es de gran disciplina, cuartelario, a los funcionarios tienes que llamarlos con el don delante. Puedes comprarte una tele para tu celda, pero solo tienes lo que emiten por antena, ni datos, ni wifi, ni plataformas. (A mi eso me parece una condena adicional, pero irá en gustos). Los teléfonos móviles no están permitidos.

No hay piscinas. Las hubo, eran parte de la rehabilitación penal, pero el gobierno de Aznar decidió que dejaran de usarse. Aquí podemos opinar si es comprensible o no que en un país con tantas necesidades sociales y deuda pública intentemos minimizar el gasto carcelario. Cada uno que opine.

Hay actividades físicas, deporte y patio, con horario reglado. Es la máxima diversión que encuentras allí, eso y la biblioteca, aunque en general los presos no la frecuentan mucho. Tampoco es que en el exterior la gente se mate por leer libros. El tipo al que me entrevistaba me contó que los evangelistas la usaban para sus rezos, así que tampoco estaba disponible siempre durante su horario de apertura.

En resumen, la cárcel no son unas agradables vacaciones pagadas, sino un castigo que estás deseando que acabe. A mi me parece bien, tampoco es que la gente que acabe ahí tenga que tener un regalo social, pero esa es mi opinión personal de mierda y lo anterior los datos recogidos. Nuestros tienen condiciones dignas pero vivir en la cárcel es una mierda. Y menos mal.

N.B. Os recomiendo si os interesa el asunto la serie El marginal, retrata bien cómo es una prisión latinoamericana. Bastante espantoso todo.