Si una mujer decide interrumpir un embarazo, aun en el caso de una violación, “está asesinando a su hijo”; si toma la anticoncepción de emergencia, también, puesto que se pregona que es “abortiva”. El uso de preservativos tampoco es recomendable, dado que contraría la reproducción (única prueba incuestionable de compromiso y amor mutuos) y además incita al “libertinaje”, palabra tenebrosa que apela a un imaginario de concupiscencia y transgresiones, sin límites ni fronteras, obligadamente desamorado y abyecto.
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