Probablemente será el «sinpa» (sin pagar, en jerga juvenil) que más caro le haya salido en la vida. Y seguramente se lo pensará otra vez antes de volverlo a hacer. Daniela Corina, de 21 años, asumió ayer que, junto a sus familiares y amigos, estafó a los propietarios del restaurante chino en el que decidieron celebrar un bautizo. Este reconocimiento le evitó una condena de dos años de cárcel. A cambio deberá cumplir otra de 6 meses -aunque no entrará en prisión al no tener antecedentes- y deberá pagar a los dueños del local 1.896 euros.
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