´Somos ateos aquí´, dijo Avri Yaari, un sobreviviente del Holocausto de Budapest que cumplirá 79 en dos semanas. ´No he llegado aquí para fundar sinagogas, llegué aquí para construir algo nuevo´, agregó Yaari, mientras estaba sentado en la cocina de su departamento pequeño del Kibbutz expresando su creencia básica secular sionista de que la religión, como otras ´complicaciones´ del exilio, son la raiz de la debilidad judía.
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