Fabián García se puso en contacto con ALCER, la asociación de que representa a los enfermos renales, para ver como podía ayudar a su hermano que estaba a 12.000 kilómetros de distancia y necesitaba un riñón para seguir viviendo. Según ha expresado ante un público de pacientes en lista de espera para recibir un órgano, “en seguida capté que la solución estaba en el trasplante de donante vivo, a mi hermano lo único que había que hacerle era cambiar una pieza, así de sencillo”.
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