El apuñalamiento de un exdirector de sucursal en Valencia destapa la situación de los empleados bancarios. Eran ciudadanos respetados y ahora viven “perseguidos y amedrentados”. La presión de los afectados, la convivencia con el drama de sus clientes, con su ira y, en algunos casos, con su violencia, está resultando dolorosa para la mayoría. Oculto tras el calvario de los estafados, crece silencioso el de los trabajadores, principalmente directivos de sucursales, que han tenido que coger a la familia y cambiar de aires.
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