Un día de septiembre de 1977, contra todo pronóstico y para sorpresa general, Adolfo Suárez decidió restablecer las instituciones del catalanismo después de cuarenta y un años de silencio. Josep Tarradellas fue su principal aliado en la aventura más fascinante del proceso democrático español.Los partidos políticos estaban en ebullición y en la periferia, de modo especial en Euskadi, Catalunya, Andalucía y Galicia, brotaban a borbotones las demandas autonómicas.Los atentados de ETA tenían al país en vilo y el Grapo, que entonces vivía su época..
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