Hay ocasiones en que lo mejor es callarse. Y si no vean lo que le pasó al conductor de un coche plagado de tecnología: Un vehículo de la Guardia Civil se cruzó en su camino sin ceder el paso y el se lo recriminó lógicamente pitando y dándole luces en airada protesta por el «cuasi atropello». Le pararon, claro. Y todas sus protestas quedaron por los suelos. Es verdad que no había tenido la culpa del incidente, pero también lo es que iba hablando por el móvil, llevaba colgados los cascos del MP3 y le descubrieron el dispositivo anti-radares.
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