En un reciente artículo de Christina Binkley, se explica como la serie de televisión Sexo en Nueva York consiguió que toda una generación de mujeres se vistiese de modo más femenino en sus lugares de trabajo sin necesidad de seguir imitando la indumentaria que llevaban los hombres. Christina Binkley explica que lo que empezó bien terminó en una moda provocativa (grandes escotes, ombligos o piernas al aire) más empobrecedora que liberadora.
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