Sabemos que los hombres poderosos pueden ser grandes imprudentes, sobre todo cuando están al borde de su mayor logro. Ellos tienden a evaluar el riesgo de manera diferente al igual que los narcisistas que llegan a creer que las reglas normales no se aplican en su caso. Con el poder viene la oportunidad y la confianza, argumentan los autores, y con la confianza viene un sentido de derecho sexual. Con la fama y el poder, los biólogos evolutivos explican, se pueden debilitar los mecanismos de autocontrol...
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