Malas vibraciones para los «sex shop». Su existencia peligra, al menos la versión más tradicional de este tipo de establecimientos, en los que su fuerte son o eran las cabinas o minicines donde visionar material pornográfico. Hace dos años funcionaban 200. Ahora sólo quedan 80 en toda España. Lo han intentado todo, pero un público más amplio en cuanto a género y edad se decanta ahora por enriquecer su vida sexual con productos de jugueterías eróticas. Son las cremas y los vibradores los que más se demandan.
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