No era finalmente una basílica paleocristiana lo que escondía el subsuelo de la Encarnación, sino la imponente casa de un aristócrata hispalense del siglo VI d.C. vinculado al obispo del momento. Lo certifica la excavación del área que aún faltaba por desenterrar. La cripta que se abrirá a la visita a final de año tiene una propina de lujo inédita en la península.incluye fotogaleria al final de la noticia:
www.correoandalucia.com/visorfotos.asp?idfotogaleria=237